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martes, 7 de febrero de 2012

CAPÍTULO 37: Apostando Al Amor



 DEDICADO A LAS LECTORAS FIRMANTES...
ALGUNAS FIRMITAS Y HAY MAS! =) 
APOSTANDO AL AMOR


Capítulo XXXVII: llorar

-no exactamente- respondió vagamente Peter – ¿escuchaste lo que hablamos?-
-no- dijo Lali sin titubeos, dejó las gasas a un lado y fue al congelador a buscar un poco de hielo. – ¿me lo vas a decir?- quiso saber.
-dijo que te amaba- su sinceridad lo sorprendió a si mismo. Ella se tensó por completo.
-¿no lo dejaste hablar conmigo?- se animó a preguntar agarrando la nevera como si se estuviese apoyando solamente de ella, tenía miedo de la respuesta, mucho miedo.
-no me lo pidió- habló como si nada, pero Lali cerró la nevera de un golpe y se quedó mirándola conteniéndose de reaccionar ante semejante respuesta, predispuesta a no creer- te estoy diciendo la verdad, ahora si no me crees pue…-
-¿lo habrías dejado pasar?- preguntó sin mirarlo a los ojos, necesitaba alguien a quién echarle la culpa.
-la única visita que te he prohibido ha sido la de Agustín, todas las demás son bienvenidas…-le dijo como si las condiciones en las que ellos vivían fueran completamente normales -si tu padre me lo hubiese pedido habría subido a preguntarte y, ¿Por qué no? lo hubiese dejado pasar, es tu padre, es mi suegro- respondió con seriedad.
-permiso- pidió pasando de prisa por su lado, huyendo de la situación.
-Mariana, ¿a donde vas?- Peter quiso tomarla del brazo pero ella lo esquivó y salió corriendo, él la siguió también predispuesto a la causa de las reacciones de Lali – ¿acaso te molestó que no dejara que Agustín viniera?- le decía mientras la perseguía, subía las escaleras rápidamente pero ella simplemente era más veloz – ¡lo que me faltaba: además de que te burlaste de mi engañándome con el idiota de tu amante, ahora lo dejara entrar en mi casa para que tuviesen amoríos bajo mi techo! ¡Para la próxima me vas a pedir que hagamos un trio!- ironizó enojado pero al llegar al cuarto de ella, Lali cerró de un portazo y con pasador– ¡ABRE MARIANA!- ordenó golpeando la puerta – ¡ME PARECE ESTÚPIDO QUE TE PORTES ASÍ POR LO QUE TE ACABO DE DECIR! ¡¿AHORA ME CONDENAS POR MI SINCERIDAD!?- forzaba la manija pero no abría – ¡O ES POR LO QUE TE HICE QUE TE PONES ASÍ! YO SABÍA QUE TODO LO DEL PERDÓN ERA UNA EXCUSA BARATA PARA VER SI LOGRABAS CONSEGUIR TU LIBERTAD-
-¡¡Déjame Peter!!- dijo sollozando tan fuertemente que parecía que no pudiese respirar. Se escuchaba como luchaba por tomar aire y expulsarlo con otro intento de llanto, y él inmediatamente se preocupó.
-¡¡¡ABRE MARIANA!!!- ordenó tajante y forzó nuevamente la manija- ABRE O TUMBO LA MALDITA PUERTA Y SABES QUE SOY CAPAZ-
-¡¡¡¡¡DEJAME SOLAAAAAAAA!!!!- la escuchó decir y su voz de desgarró en llanto que no se detuvo.
-¡¡VOY A ENTRAR!!- anunció y fue a su cuarto a buscar la llave, sus guardaespaldas, los dos que había puesto en la puerta para que la cuidaran, lo miraban extrañados. Ellos no tenían llave, no la necesitaban. Peter no tardó más de un minuto cuando ya tenía la puerta abierta.
Entró y la miró en la cama, acurrucada en la orilla, con la cabeza metida en la almohada y llorando desconsoladamente. Por alguna razón casi inexplicable Peter no quiso sacar conclusiones apresuradas (por primera vez en su vida tal vez) y se acercó a ella.
-Mariana….¿qué pasa?- le preguntó suavemente. Ahora lo único que quería era que dejara de llorar a como dé lugar, ese estado le partía el alma.  Lali giró la cabeza y le dio la espalda.
-nn..no quiero…no quiero hablar- dijo desolada, el llanto no la dejaba expresarse con claridad, no la dejaba respirar era un dolor en lo más profundo de pecho que el llanto no consolaba.
Peter ordenó que no lo molestaran, cerró la puerta, se quitó la camisa y los zapatos, y se acostó al lado de ella. Apenas Lali sintió que él se acostó, se rodó con desconfianza, pero él la detuvo colocando una mano en su cintura, apretujándola contra su cuerpo.
-de…deja… déjame Peter…- pidió queriéndole quitar su mano de encima pero el resistió.
-sshhhhh…. Ya…tranquila, No voy a hacerte daño- susurró en su oído pero ella se sacudió.
-tu… tu no entiendes-
-explícame- sugirió hablaban suavemente.
-¡No quiero hablar!- soltó de repente hipeando en llanto.
-entonces quédate tranquila, y llora todo lo que tengas que llorar-
-¡¡¡No quiero llorar!!!- habló como niña rebelde y se giró sentándose – ¡quiero que te vayas!- comenzó a empujarlo para que se saliera de la cama.
-pídeme lo que sea menos que te deje sola- se sentó apoyando sus manos atrás para no caer.
-¡¡quiero …. Quiero… quiero Golpearte!!- gritó dándole con los puños en el pecho – por tu culpa mi papa no quiere verme- tomó aire para seguir hablando mientras sus lágrimas no dejaban de caer y sus golpes eran mas suaves, lo que hacían eran empujarlo- por tu culpa mi papá no me quiere… - lloraba mas fuerte, le pegaba mas lento -todo es tu culpa- al fin se rindió y tapó su cara con sus manos, Peter la abrazó y ésta vez ella no se resistió y se aferró a él.
-ya princesa… llora todo lo que tengas que llorar- Lali lloraba desolada, estaba privada en llanto y Peter le acariciaba el cabello y la espalda para tranquilizarla… lentamente se fue acostando en la cama y ella tenía la cara enterrada en el pecho de Peter, mojándolo con sus lágrimas.
Su suegro no se merecía eso, no se lo merecía. Lali estaba sufriendo porque posiblemente sintió el rechazo de su padre, y él sabía mucho de eso, demasiado tal vez. Recordó cuando sus padres le hicieron lo mismo a él, y no pudo evitar soltar unas lágrimas que limpió en seguida porque su prioridad era el bien de Lali.
Pasó largo rato llorando, drenando sus sentimientos, dejando que su dolor se apaciguara con cada lágrima, pero quién le daba esa paz, quién era su apoyo, quien la ayudó a sobrevivir era Peter. No era fácil darse cuenta que te secuestraron de TU casa con TU padre allí,  y él sepa donde estés y ni siquiera quiera verte aunque sea de lejos, y lo peor era que lo creía capaz de eso y de muchas cosas más.
Lloró hasta que al fin se comenzó a calmar poco a poco. Peter nunca dejó de acariciar su cabello, nunca dejó de sobar su espalda, nunca paró de decirle que todo iba a salir bien. Secaba sus lágrimas con cuidado, pero jamás preguntó nada, ni siquiera se sintió apresurada o incomoda… se sentía a salvo.
Cuando él pensó que se había quedado dormida, ella se levantó de su pecho, acomodó un poco su cabello y lo miró a los ojos, ambos se miraron y ella bajó la cabeza apenada por semejante escena.
-Perdón….- pidió cabizbaja y miró su pecho humedecido por las lágrimas.-te llené de moco- comentó avergonzada en tono jocoso limpiando su nariz. Él sonrió sacó un pañuelo y se lo dio.
-tienes ese privilegio y muchos mas, para eso estamos los esposos ¿no?-
-Peter…-pensó un minuto antes de hablar, de repente ella tenía muchos problemas en su vida y todos se conectaban entre sí- no quiero discutir eso, yo no recuerdo haberme casado contigo y…-
-ssshhhh- tapó su boca con un dedo –mañana vamos a la capital- anunció con voz suave, pero que no le quitaba el impacto de orden. Él estaba acostumbrado a ser obedecido y ella era parte de sus “súbditos”
Peter, no discutió porque no era el momento, “Lali es inocente” resonaba en su mente las palabras de Mariano, era un hombre impulsivo, pero de momentos parecía ir en sentido contrario a esos impulsos, su corazón creía en Lali, pero a la vez estaba herido por tantas traiciones, de ella y de los demás. Por ahora era mejor aclarar todo antes de seguir en este circulo vicioso… además le quedaba un mes para dejar todo listo, incluso un testamento.
Ambos sabían que ese ir a la capital escondía un “alejarnos de Agustín” o un “te mostraré el documento del matrimonio”. Tal vez era lo mejor, ahora todo tendría un sentido y podrían tomar decisiones mejores, aunque para Peter e mal ya estaba hecho. Lali secó el pecho con manos temblorosas, él le provocaba cosas que ella no entendía y que no se animaba a preguntar por miedo, después se limpió el rostro.
-¿no me vas a preguntar por qué lloraba?-
-no quiero oír la respuesta- contestó sincero deduciendo que entre otras cosas esas lágrimas que él consolaba eran para Agustín –mejor ven…- le tomó la mano y la acostó sobre su pecho- saldremos apenas salga el sol así que es mejor que durmamos- él pensó que ella se negaría pero ella se acurrucó allí quedándose quieta. Él tomo unas sabanas cubrió sus cuerpos y se dedicó a dormir.

CONTINUARÁ

3 comentarios:

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Gracias por comentar =)