CAPÍTULO 8: Apostando Al Amor

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APOSTANDO AL AMOR

Capítulo 8:  Ganas de más

-Eres muy hermosa…- susurró mientras recorría su rostro lentamente con su mirada. Ella lo sentía como si la estuviera tocando, y se le erizaba la piel.

-yo… creo... que lo mejor es… que sigamos…- estaba muy nerviosa. Él le provocaba cosas que ningún chico le había hecho experimentar, cosas que no entendía, cosas que no eran correctas, que necesitaba contener a como dé lugar.

-¿por qué me hiciste eso?-  se animó a preguntar para controlar lo que de verdad quería hacer. Además, necesitaba saber porque lo había engañado.

-hay que llegar a casa…- respondió confundida, solo por el hecho de decir algo. Tragó saliva, tanta cercanía la dejaba sin voluntad, sin pensamiento ¿Qué rayos le pasaba? Él era un secuestrador, SU secuestrador- se puede infectar-

                Él se acercó un poco más si es que era posible sin siquiera tocarla, Lali lograba sentir su respiración. Temblorosa colocó sus manos en el pecho de él, para intentar mantener una distancia que en el fondo de su ser quería acortar. Allí supo que había cometido un error, ahora también sentía el latido de su corazón, estaba sumamente acelerado, igual que el de ella.

-tu sabes perfectamente que lo que menos quiero en este momento es ir a casa.-dejó un beso marcado en su mejilla que le hizo cerrar los ojos y suspirar profundamente – tu más que nadie sabes todo lo que siento por ti, te lo dije hace exactamente un mes y te lo he demostrado. Y a pesar de lo que hiciste eso no ha cambiado- quiso besarla pero ella giró ligeramente la cara, emitiendo su débil rechazo, por lo que se detuvo. –Es solo un beso-

-me dijiste que así no podías hacerme nada- susurró en un último intento por no caer en la tentación.

-no voy a hacerte nada que tu no quieras- capturó su boca casi por sorpresa, para no darle tiempo a pensar en una respuesta o en el modo de alejarse.

                Desde que la había visto en esta vuelta, al pueblo lo único que quería era estrecharla en sus brazos en un apasionado beso, y no había encontrado mejor momento que este. Lali no quería corresponderle, su mente se negaba en absoluto, pero su cuerpo obedecía las órdenes de su corazón que moría por probar de nuevo esos labios que una vez le robaron un beso y revolotearon sus sentimientos.

                Sus manos temblorosas se posaron en el cuello de Peter, sorprendiéndose a sí misma que lo hacía para que no se alejara demasiado en caso de que intentara hacerlo. Él tenía una mano posada en el tronco del árbol que le servía como soporte y otra en la cintura de ella para pegarla a su cuerpo lo más posible. Ella era tan casta que aún bajo la luz de la luna notó como se sonrojó cuando sintió como su miembro se despertaba por la situación.

                ¡Sus besos eran tan suaves! Solo despertaban el deseo de quedarse en su boca prendado para siempre. Nunca, ninguna de las mujeres que había tenido antes lo besaron de ese modo. No había prisa, no había calma, sólo quería expresar mediante el contacto de sus labios sus sentimientos así después negara que había caído ante la tentación, ante el deseo que le provocaba su esposa.

                Ella lo sentía tan distinto, tan apasionado, tan… ¿excitante? Que la perdonara Dios pero era así. Cuando ella logró tomarle el ritmo del beso, él se abrió paso adentrando a su boca con su lengua, sintiendo de nuevo como se encendía dentro de ella “eso” que no lograba encontrarle nombre.

                Se animó a hacer lo mismo que él, tal vez la tachara de impura pero que la castigara Dios si se cohibía de disfrutar de ese pecaminoso beso tal y como sus sentidos le ordenaban que lo hiciera. Peter le correspondió estrechándola con mayor fuerza a su cuerpo y allí fue consciente que un elemento entre ellos estaba presionando el vientre de ella.

                ¡Oh, no! ¡Por los clavos de cristo! ¿Será lo que ella estaba pensando? Se cuestionó Lali antes de ella estrecharlo también, de verdad este contacto era algo que no quería terminar en mucho tiempo.

                Peter se percató que no controlaba a cuerpo cuando su viril miembro chocó contra el vientre de ella, pero fue la misma Lali con su apasionante e inocente seducción la culpable de ello. La deseaba, no iba a mentirse, por algo la había secuestrado.

                De repente se sintió el ruido de un carro que se acercaba, ellos se separaron a la vez que las luces del mismo los iluminaban directamente. Esto interrumpió completamente el momento y los guardaespaldas salieron rápidamente del auto y los rodearon, ellos simplemente esperaban la orden para raptarla.

                Lali le costaba analizar la realidad del momento, lo que le nació fue hacer un amague de irse, pero más que todo para romper la tensión el momento, sabía que no lograría porque de inmediato lo guardaespaldas la agarraron y la metieron al auto sin mucho esfuerzo ya que ella no opuso resistencia. Otro de ellos ayudó a Peter a montarse el carro: él iba de copiloto y ella atrás entre dos custodios.

                Peter la miraba fijamente por el espejo retrovisor intentando saber que pasaba por su mente, aun su miembro seguía clamando liberar la pasión por la que fue despertado mientras recordaba ese beso que lo transporto de universo.

                Lali desviaba su vista por completo, sentía vergüenza, las cosas no estaban bien, todo esto era una locura, dejarse llevar era algo que no le estaba permitido, tenía que haberlo rechazado, tenía que haberlo alejado, no debió haberle correspondido, y muchísimo más importante, no debió haberle encantado tanto ese beso dejándola con ganas de más.

CONTINUARÁ