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martes, 7 de febrero de 2012

CAPÍTULO 4: Apostando Al Amor

COMO SIEMPRE DIGO. siempre que haya una persona por leer, seguiré publicando mis locuras...

dedicando a Krla y  que son intensas con estos caps!! (así de intensas me caen bien, eso es mi motivación =D)


Recuerden que es una mini maratón, algunas firmitas y hay mas caps =D



Capítulo IV: "Pablo"


Esa, quizás, fue la peor noche de su vida. Gracias a la frustración Mariana estuvo al menos una hora intentando soltar de de la cama, pero todo esfuerzo fue en vano.

Lloró todo lo que pudo, no entendía por qué estaba sucediendo esto? qué iba a hacer para salir de allí? "Dios ayúdame" eran las suplicas que hacía. "Papá, sácame de aquí" Rogaba en silencio.

Peter tampoco pudo dormir en toda la noche. Fue un impulso secuestrarla, pero ahora que la tenía bajo su poder las cosas cambiaban: tenía una persona en su casa en contra de su voluntad y no podía, mejor dicho, no quería liberarla.

A la mañana siguiente, apenas los rayos del sol tocaron su ventana, se preoparo para afrontar una día un poco atípico. Desde que heredó la hacienda, no duraba lo suficiente en allí como para ocuparse en algo, pero jamás andaba ocioso. El lugar era inmensamente grande, parte de ese terreno tan espacioso lo usaban para la cría de caballos pura sangre, las cosechas con el descuido eran perdidas, así que solo se sembraba lo necesario para comer. El resto eran árboles y mucha naturaleza, todo terminaba en un acantilado que bajando con sumo cuidado se llega al mar, con vista a un atardecer hermoso digno de ser admirado. Era el lugar perfecto para tener a alguien, en caso de escaparse seria presa fácil de ser recapturada.

Salió de su habitación y se metió en la del frente, la que escogió para ella; dos guardaespaldas custodiaban la puerta a petición de él, después de lo ocurrido debía tener más cuidado. Entro y la vio vencida, atada a la cama, cabizbaja, su cuerpo emanaba tristeza, era muy fácil interpretar las emociones de ella, era muy trasparente. Pero no debía dejarse engañar, no otra vez.

-¿cómo dormiste?- preguntó con ironía, evidentemente su rostro era de no haber pegado un ojo en toda la noche. Caminó para acercarse a ella, subirle el rostro, ya que no lo veía, pero ella en seguida reaccionó alejándose con miedo.

Las ataduras no permitieron que se apartara demasiado, y su respiración era más rápida, más densa.

-hey! que pasa? me tienes miedo?- se burló, ya que ella fue quien dio el primer golpe - yo soy quien debería temerte, mira lo que me hiciste?- mostró la gasa que colocó en la herida de su cabeza gracias a la agresión de su esposa -pero tranquila que no volverá a suceder- soltó la soga de la caman pero ella sólo se acomodo mejor en el suelo. Su enmarañado cabello tapaba su rostro, pero no había que verlo para saber como se sentía.

-parate!- ordenó, pero ella no obedeció - que te levante te he dicho!- su paciencia era tan pòca que se agachó a su altura para levantarla a la fuerza, pero en cuanto la tocó ella se que quejó de dolor y se alejó de él tanto como su molestia se lo permitió.

-¿qué? ¿te doy asco?- parecía no darse cuenta de lo que sucedia, pero en realidad no quería creerle y cuando la tomó de nuevo para levantarla ella comenzó a llorar notoríamente, quejandose otra vez.

Este ultimo movimiento levanto un poco su camisa y él pudo ver un moretón que resaltaba sobre su blanca piel. Impactado lo descubrió por completo y abarcaba la cara lateral del tórax y parte de la espalda. Una punzada atravesó su pecho recordando que la caida de la noche anterior, era la causante de tal lesión. No sabía que decir, no sabía que hacer, estaba avergonzado de si mismo, debía hacer algo al respecto.

-Dejame ayudarte- pidió al Mariana querer alejarse de nuevo.

-no me hagas daño- suplico sin disimular el miedo que le tenía. Él era capaz de todo.

Quería mantener una postura que no involucrara sus sentimientos, pero no la podía mantener, no en esas condiciones. Se levantó de allí y ordenó a uno de sus guardaespaldas que buscara a Pablo, un muchacho curandero que trabajaba en el cuidado de los caballos desde niño. Mandar a buscar un médico era demasiado riesgoso, en cambio contaba con la discreción de ese chico, además de confiar en su conocimiento.

Al regresar saco una navaja multifuncional de su bolsillo y cortó las sogas que amarraban sus manos, ella limpió sus lágrimas y sobaba la marca que dejaron las ataduras como si así las fuera a quitar.

-Espero que no hagas alguna locura- advirtió mientras se asomaba en la ventana y veía entrar a Pablo a la mansión. Ella se quedó sentada en el suelo abrazando sus piernas, imaginando lo que podía suceder a partir de este momento, él no se veía con intensiones de soltarla, pero tampoco decía que quería, por ahora debía obedecerle.

-si quieres te acuestas en la cama para que tengas más comodidad- sugirió. ¿Pretendía amabilidad después de lo que estaba haciendo? Sólo limpió sus lágrimas otra vez, no paraban de caer, se sentía vencida, perdida y sólo había pasado una noche, ¿cuánto tiempo más iba a durar?

Al ver la crisis de ausencia en la que se encontraba Lali, la tomó en brazos con delicadeza y la posó sobre la cama, ella no se opuso, no quería resistirse otra vez y que se enojará y la golpeara de nuevo.

Al cabo de unos minutos, Pablo tocó la puerta y Peter lo dejó pasar, se extrañó de ver una chica en esa casa, no era algo común en el señor, pero no omitió comentario.

-Buenos Dias señor, para que me necesita?-

-Buenos días…Muestrale lo que tienes-
le ordenó a Lali.- puedes curarle eso?- preguntó serio, directo, preciso. Mientras más celoso se mostrara con respecto al tema, menos preguntas haría.

Ella mostró el moretón e impactado Pablo procedió a revisarla. A pesar de ella estar desaliñada, mantenía su belleza, y Pablo la notó, y Peter se dio cuenta. Se acercó a ella como una expresión instintiva de protección, para que notara que ella estaba allí por él, así fuese a la fuerza. Le hacía chistes sobre cualquier tontería, y le robó una sonrisa a Lali, una sonrisa que quería para él.

-Limítate al moretón- intervino serio y cortó el momento, la tensión se abrió paso.

-Como te lo hiciste?- era la pregunta que Peter no quería que hiciera, más sin embargo que Lali respondió.


-Me caí…- el impacto en la cara de los dos hombres se notó.- me resbale en el baño con el jabón y bueno…- era una buena manera de ganarse un poco de confianza de Peter, al menos eso haría que no la atara y las posibilidades de escarpar eran mínimamente mayores.

-Debes tener más cuidado.- aconsejo el curandero, y luego miró sus manos- y esas marcas?-

-Pablo, limítate al moretón, ya te lo dije, no?-
pidió Peter, y este tomó una ramas de un bolso que llevo y le dijo a Lali que se colocará boca abajo.

Cuando Pablo colocó las ramas en su cuerpo, le dolió mucho y empuñó entre sus manos las sábanas. Peter no se resistió, y abrazó una de sus manos, advirtiéndole a Pablo que lo hiciera con más cuidado, ella entrelazó sus dedos a los de él y el curandero procedió a seguir con su trabajo. Rezó un par de cosas para sí mismo, a la vez que pasaba sus manos sobre la lesión. Después sacó otras matas y las aplastó en un mortero para luego decirle a Lali que las mantuviera debajo de la lengua.

-Guarda reposo y esta noche estarás mejor, sino hay que llevarla al doctor.- dijo cuando había finalizado su trabajo. Peter y ella agradecieron y Pablo se marchó.

-Te dolió?- ella sacó su cabeza de la almohada y lo miró –que pregunta tan tonta, es obvio que te dolió-Acariciaba su cabeza con delicadeza, sin soltarle la mano. Ella no se podía mover de esa posición al menos por unas horas, y con las hojas en la boca no hablaba muy claramente.

-solo un poco-

-Perdoname-
confesó y ella se impacto de la aparente sinceridad que había en sus ojos en su voz- de verdad Perdoname, es un descaro de mi parte decirlo pero no fue mi intención-

-claro…-

-De verdad, lo juro
- parecía desesperado, será que alguien lo habrá obligado a él a cometer este acto? Se preguntó a si misma.

-no importa…- respondió displicente, no quería ilusionarse,

-Dejame probártelo, haré lo que sea para que me perdones.- ofreció sin pensarlo.

-Dejame ir- propuso antes de siquiera analizarlo. Todo cambio, el ambiente suave, el aura conciliadora se esfumó y se formó un aire tan denso que se podía cortar con una navaja. El cuerpo de él se tensó, sus ojos oscurecieron, mandibula endureció y de inmediato alejó sus manos de ella y se levanto.

-De ninguna manera- afirmó con la misma crueldad del día anterior y se encaminó a la puerta -Pediré que te suban algo de comer y espero que esta vez uses correctamente la bandeja de comida.- sentenció para irse y dejarla encerrada en una jaula de oro.

CONTINUARÁ

7 comentarios:

  1. Ahora voy entendiendo un poco mas... Espero mas de estos capitulos, todavia tengo varios cabos sueltos. Besos Gene :)

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  2. si yo tmb ahora entiendo un toq..ja...subi mas de estos porfa...asi entiendo mas!!...:)..besos

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  3. Como pone Peter su marcaje,pasa d un estado d animo a otro,con una facilidad pasmosa,no se le puede contradecir,es d ideas fijas.

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  4. Realmente entiendo un poco las cosas, pero sigo perdida... Mas!!!!!!! Gracias!

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  5. no he leido el cap aun porque me estoy leyendo ATC :P
    pero de verdad gracias

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  6. Soy @flordemariia Ya voy comprendiendo un poco pero ya me enganche con la historia! :)

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  7. Entendo un poko mas y me re engancheee, :)

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