CAPÍTULO 6: Apostando Al Amor

Algunas firmas y hay mas nove =D

APOSTANDO AL AMOR

Capítulo 6

                Lali estaba sola en el cuarto, aún le dolía el golpe pero menos que antes gracias a Pablo. Tenía que encontrar la forma de salir de allí, debía haber algún modo. Se asomó por la ventana y se deleitó con el excelente panorama. Todos los años que llevaba en ese pueblo siempre había querido conocer “La Casona”, la hacienda donde se encontraba, pero no de esa manera.

                Por dentro no sabía cómo era, pero por fuera conocía de cada rincón, cada árbol, cada piedra. Era una casa hermosa, una jaula de oro, pero jaula al fin. En sus más dulces sueños, imaginó que su príncipe viviría en un lugar así, pero esta realidad era distinta, era cruel.

                A lo lejos veía como Pablo trabajaba, bromeaba con sus compañeros y cargaba grandes sacos dentro de la casa, sonrió al verlo, gracias a él estaba admirando este hermoso día. Una pluma cayó en la parte alta de la ventana y ella se subió para recogerla, en su pueblo decían que conseguirse una era de buena 

suerte, pedías un deseo y se te hacía realidad y ella quería su libertad.

                Cuando se bajó, se cayó de repente porque uno de los barrotes se soltó, al principio se asustó, pero después vio lo gloria. El espacio que quedó era lo suficientemente grande como para salir, lo colocó como pudo para no levantar sospechas y esperaría a la noche para escaparse. Y así fue. Para las 8:00pm, Lali no estaba en la habitación.

                A Peter le extrañó ¿por dónde se iba a escapar si todo estaba cerrado?, si ella se sentía mal. Y cuando se asomó por la ventana para ver si había algo extraño, encontró la respuesta a sus preguntas: uno de los barrotes estaba flojo.

-¡¡¡MALDICIÓN!!!- exclamó iracundo. La casa era tan antigua y descuidada que algunas cosas fallaban, como el enrejado de las ventanas.

                Salió como alma que lleva el diablo y comenzó a dar órdenes para que le fuera a buscar a los perros de caza y que prepararan un carro. Tomó las sabanas de la cama y en cuestión de segundos ya tenían todo lo que él quería listo.

                Los perros olfatearon las sábanas y a toda prisa comenzó su búsqueda por toda la hacienda mientras sus guardaespaldas seguían en el auto otro camino, no debería haber hueco que pasara desapercibido ante los ojos de ellos, o pagarían con sus vidas las consecuencias.

                Transcurrieron largos eternos minutos y no había pista alguna; pero de repente los perros le ladraron a una sombra, estaba muy oscuro pero el silencio de la noche ayudaba a escuchar hasta la respiración y el crujir de las ramas delataron a Lali.

                La llamó en cuanto la vio y dejó ir a los perros para alcanzarla el mismo por sus propios medios, pero Lali en cuando lo vio comenzó a correr lo más rápido que pudo, se cayó un par de veces pero se levantó sin darle oportunidad al dolor, la adrenalina se sentía en su cuerpo, la sangre corría a toda velocidad por sus venas, no sentía sus piernas, no pensaba, actuaba por instinto, corría a más no poder esquivando árboles con agilidad, para la poca vista que tenía.

                Peter la llamaba reiteradas veces pero ella no oía, quería despertar a esta pesadilla y aparecer en su cama en su casa. Y de repente no había escapatoria, lo que quedaba al frente era el acantilado: o se detenía o se lanzaba al precipicio y sólo tenía un segundo para decidir.

            Pero ese segundo bastó para que Peter la alcanzara y la tomara de un brazo para que no siguiera huyendo, forcejeó con él, luchó en su contra, estaba fuera de sí por completo, él la tomaba y ella se libraba, intentaba correr y la alcanzaba de nuevo.

            Peter no quería hacerle daño, sólo quería que se calmara un segundo, entonces se le ocurrió abrazarla por detrás para neutralizarla y ella aprovechó para morderlo tan fuerte como pudo. Peter la tuvo que soltar y al echarse hacia atrás se resbaló estrepitosamente, trastabillando con el filo del precipicio.

            Lali se paralizó al ver como Peter luchaba por mantener el equilibrio, pero fue una batalla perdida porque se cayó hacia atrás desapareciendo de su vista completamente.

            Ella no sabía exactamente como había llegado allí, entre la oscuridad de la noche y el desespero se metió por cuando camino sintió correcto, pero lo que si sabía era que estaba en uno de los picos más altos del pueblo, cerca del mar, donde ni los pescadores llegaban por su alta peligrosidad.

            El corazón se le detuvo, la mente se le nubló, sus piernas temblaban, sólo se escuchaba el silencio de la noche. Hasta el mar estaba totalmente quieto, el aire denso, la tensión se hacía notar. Todo estaba confabulado, el ambiente era perfecto para dar lugar a una muerte inesperada.

CONTINUARÁ