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martes, 7 de febrero de 2012

CAPÍTULO 11: Apostando Al Amor

PARA LAS NUEVAS LECTORAS
APOSTANDO AL AMOR

 Capítulo XI: anhelar la libertad
                Peter se sentía débil, impotente ante la presencia de Lali, tenía que odiarla, se obligaba a odiarla pero su corazón dominaba sobre sus pensamientos, doblegaba su voluntad. La besaba intensamente, apasionado, rudo, para drenar todas las ganas que le tenía, pero mientras más pasión le añadía al beso, más quería que durara.
                Lali le correspondía, sin mayor oposición, él introdujo su lengua en su boca, y ella jugueteaba con esta. ¡¿Por qué tenía que ser así?! Él era salvaje, pero ella con su dulzura, con su falsa inocencia lo dominaba. Tal vez si ella fuese más agresiva, se rompiera el encanto que había lanzado sobre él que lo hacía débil.
                Se separó un segundo repentinamente de ella, para ver si ya su lujuria se había terminado, pero ver esos ojos brillosos, sentir su respiración tan cerca, rozar sus labios, le hizo encenderse y ahora no era su corazón quien clamaba por ella sino también su cuerpo.
                Atrapo sus labios de nuevo, pero esta vez lentamente, con besos más largos, más profundos, con respiraciones más aceleradas. Disfrutaba de su boca, de su sabor, y le impresiono cuando fue ella quien introdujo con cuidado su lengua en él.
                Haló su cuerpo y ella se acomodó sobre él a horcajadas. Lo besaba de una forma muy especial, muy característico de ella, suave, sin prisa, y a la vez con un pudor que iba más allá de lo moral, lo incitaba a más de una forma tan subliminal que él terminaba siendo culpable.
                A Lali, la mente se le nubló con el primer contacto de sus labios, y después solo quiso más, y más, y más… no sabía que le pasaba, su cuerpo se sentía demasiado bien, su corazón no paraba de latir, su alma se sentía en plenitud, pero su mente, en algún lado su mente se abría paso.
                Sentía las manos de Peter bajando desde su espalda hasta su trasero, y no se incomodó en lo absoluto, cuando comenzó a masajearlo sobre su pantalón solo se imaginó como se sentirían sus manos haciendo contacto directo con su piel, y cuando sus partes bajas sintieron al sexo de Peter duro como roca volvió a la realidad.
                Se despegó de la nada del beso como si hubiese despertado de un sueño, del mejor de los sueños pero que solo debería estar en su mente, en sus fantasías y no ser parte del mundo real. Le miró los ojos y pudo navegar profundamente en ellos, en un pasado triste que ella quería consolar, y de un presente confuso donde ella se veía reflejada.
                Decidió hacerle caso a su mente y se levantó tan rápidamente que no le dio tiempo a Peter de estirar sus manos y detenerla. Abrió la puerta y salió como alma que lleva el diablo, pero aunque no tenía intenciones de escaparse (su mente estaba en librarse de lo que podía suceder en ese cuarto) los guardaespaldas la tomaron y la metieron en su habitación que estaba al frente de la de Peter.

                Se sentó en la cama para calmarse, para regularizar su respiración, para ver si así calmaba sus ideas. ¡Qué rayos le sucedía! ¿Por qué había hecho eso? Ella ya tenía un hombre a quién amar y Peter no era ese hombre, entonces ¿por qué sentía esas cosas por él? Dios santo, ¡Agustín! ¿Qué pensaría Agustín si se entera de lo que ella acaba de hacer? Tenía que salir de esa casa, Peter estaba confundiendo demasiado una vida que ella tenía muy clara.
                Otro que no entendía por qué diablos se había dejado llevar era Peter. Lali se fue de la nada, sabrá Dios por qué y si no hubiese sido porque su pierna le dolió un poco se lo habría evitado. “Tal vez fue lo mejor” intentaba asumir mientras su boca no dejaba sentir los labios de Lali, su cabeza no dejaba de pensar en ella, y su corazón no dejaba de latir por ella.
                Solo Dios sabe que hubiese pasado si ella se hubiese dejado llevar, él no se habría detenido, de eso estaba seguro, pero es que tenerla tan cerca era demasiado tentador como para no caer en el deseo de besarla, tocarla, amarla…
                ¿Amor? Reflexiono él frunciendo el ceño, Peter no conocía el amor y una niña inmadura, mentirosa como Lali no iba a hacerle saber que era. Lo que sentía era calentura, pasión, un orgullo herido. ¡Sí! era eso, a lo mejor si lo conseguía se le pasaba tanta idea loca que venía a su mente. “Pero no puedo obligarla” pensó aunque tampoco se veía muy renuente hace rato. Lali Espósito lo estaba volviendo loco y lo peor era que le gustaba.
                A la mañana siguiente Peter se sentía mejor de su pierna, no había dormido muy bien la noche anterior pero si lo suficiente como para poder afrontar un nuevo día con energía suficiente. Ordenó que subieran el desayuno de Lali y se dispuso a duplicar la seguridad de la habitación donde ella se encontraba. Para cuando llegó el mediodía ya se sintió preparado para verla sin caer en las seducciones extrañas que su secuestrada aplicaba.
                Lali no supo en qué momento se quedó dormida, decepcionada de su frustrado escape y de su conducta se despertó a la mañana siguiente por el anuncio de su desayuno, aunque moría de hambre, la culpa no le dejaba pasar bocado alguno así que apenas lo probó. Pasó horas y horas meditando sobre cuál sería su destino a partir de este momento, cuando Peter entró a su habitación después de tocar la puerta y ella no emitir respuesta.
-por un momento pensé que te habías escapado nuevamente- dijo él con un alivio que no pudo disimular. Lali ni se molestó en mirarlo, el descaro era demasiado hiriente como para hacerlo. -¿dormiste bien?- ella sólo asintió – tal vez deberías bañarte y cambiarte esa ropa, en el closet debe haber algo que te quedé, pedí que lo ocuparan con cosas para ti- ella limpió una lágrima que cayó por su mejilla sin su permiso. - ¿te pasa algo?-
-tu sabes lo que me pasa- respondió intentando mantener su orgullo. En ese momento el ambiente se tensó entre ellos con una batalla silenciosa que se debatía entre el resentimiento y la expectativa.
-estoy tratando de sobrellevar la situación lo mejor posible, tal vez deberías poner de tu parte para que esto funcione- se sentó en la cama a un a distancia prudencial de ella.
-¿para que funcione qué? ¡No entiendo! Porque no me dices que es lo que quieres y así me dejas ir-
-¡¡jamás!!- refutó sin dudarlo ni un momento.
- no quiero seguir retenida aquí-
-pues deberías irte acostumbrando.-
-¡¡por Dios Peter!! ¡¡Reacciona!! ¡Esto no está bien!-
-¡no tienes moral para decirme que es lo que está bien Mariana!-
-¡¡¡déjame ir!!! ¡¡Por amor a Dios!!- siguió suplicando, tenía que ablandar su corazón si es que lo tenía.
-¡¿para que!? ¡¿Para estar con tu amante!?— le sacó en cara aquello que le había herido.
-¡¿Cual amante?! ¡¡Yo no tengo ningún amante!!-
-no puedo creer lo descarada que puedes llegar a ser-
-¡Yo lo único que quiero es irme de aquí!- Expresó sin contener el llanto – estar en casa, con mi papá-
-¡ja!- se burló-  ¡Otro mentiroso igual que tu!-
-¡¡¡Nunca te he mentido!!!! ¡¡¡Tienes que creerme!!!- quería convencerlo, que viera la verdad en sus ojos pero él parecía inmune a cualquier cosa.
-eso no lo discutiré- se levantó para irse- báñate y más te vales que comas más. No quiero que enfermes por un acto de rebeldía- abrió la puerta y se paró en toda la entrada – ¡ah! Y ésta noche vamos a una fiesta, si sabes lo que te conviene, arréglate a tiempo- dijo con voz amenazante y cerró la puerta de golpe,  Lali se quedó adentro llorando, que más podía hacer si no era anhelar con lágrimas su libertad.
En la tarde Peter llamó a Nico para confirmar la hora de su reunión, las 9 de la noche en un prestigioso hotel de la capital. Se mostró muy entusiasmado cuando él le dijo que iría y más aún cuando confesó que estaría acompañado de Lali, pero sabía perfectamente que no era del modo que quería. El tiempo vespertino lo administró arreglando sus asuntos de la constructora, enviando informes a sus empleados y siguiendo por internet como iban avanzando sus obras en su ausencia.
Se reportaron varios problemas pero dejó a personal competente encargado de ellos. Esa había sido la herencia que le dejaron sus padres, “la casona” junto con la hacienda donde se encontraba, y una prestigiosa constructora que había levantado a medio país y que además tenía acciones entre las obras más importantes, este fue el modo en que ellos quisieron lavar sus culpas.
A la 7 de la noche mandó a llamar a Lali para que bajara, dándole un voto de confianza y rogando que no jugara con su paciencia. Se escucharon sus pasos a medida que descendía por las escaleras y él se puso al final de esta para esperarla, cuando la vio asomarse se sintió aliviando de que al menos se tomó la molestia de cambiarse la ropa.

CONTINUARÁ

1 comentario:

  1. Buen recordatorio este cap.Siento no seguir esperando mas,pero es k ya no estoy,muy elocuente,y se me cierran los parpados,tanto k no estoy centrada en la lectura.Pero,siempre hay un pero,aun me queda un poco de lucidez,para pedirte mas capitulos,no me voy a conformar con uno solo.FIN

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