PARA LAS NUEVAS LECTORAS
APOSTANDO AL AMOR
Peter se sentía débil, impotente
ante la presencia de Lali, tenía que odiarla, se obligaba a odiarla pero su
corazón dominaba sobre sus pensamientos, doblegaba su voluntad. La besaba
intensamente, apasionado, rudo, para drenar todas las ganas que le tenía, pero
mientras más pasión le añadía al beso, más quería que durara.
Lali le correspondía, sin mayor
oposición, él introdujo su lengua en su boca, y ella jugueteaba con esta. ¡¿Por
qué tenía que ser así?! Él era salvaje, pero ella con su dulzura, con su falsa
inocencia lo dominaba. Tal vez si ella fuese más agresiva, se rompiera el
encanto que había lanzado sobre él que lo hacía débil.
Se
separó un segundo repentinamente de ella, para ver si ya su lujuria se había
terminado, pero ver esos ojos brillosos, sentir su respiración tan cerca, rozar
sus labios, le hizo encenderse y ahora no era su corazón quien clamaba por ella
sino también su cuerpo.
Atrapo sus labios de nuevo, pero
esta vez lentamente, con besos más largos, más profundos, con respiraciones más
aceleradas. Disfrutaba de su boca, de su sabor, y le impresiono cuando fue ella
quien introdujo con cuidado su lengua en él.
Haló su cuerpo y ella se acomodó
sobre él a horcajadas. Lo besaba de una forma muy especial, muy característico
de ella, suave, sin prisa, y a la vez con un pudor que iba más allá de lo
moral, lo incitaba a más de una forma tan subliminal que él terminaba siendo
culpable.
A Lali, la mente se le nubló con
el primer contacto de sus labios, y después solo quiso más, y más, y más… no
sabía que le pasaba, su cuerpo se sentía demasiado bien, su corazón no paraba
de latir, su alma se sentía en plenitud, pero su mente, en algún lado su mente
se abría paso.
Sentía las manos de Peter
bajando desde su espalda hasta su trasero, y no se incomodó en lo absoluto,
cuando comenzó a masajearlo sobre su pantalón solo se imaginó como se sentirían
sus manos haciendo contacto directo con su piel, y cuando sus partes bajas
sintieron al sexo de Peter duro como roca volvió a la realidad.
Se despegó de la nada del beso
como si hubiese despertado de un sueño, del mejor de los sueños pero que solo
debería estar en su mente, en sus fantasías y no ser parte del mundo real. Le
miró los ojos y pudo navegar profundamente en ellos, en un pasado triste que
ella quería consolar, y de un presente confuso donde ella se veía reflejada.
Decidió hacerle caso a su mente
y se levantó tan rápidamente que no le dio tiempo a Peter de estirar sus manos
y detenerla. Abrió la puerta y salió como alma que lleva el diablo, pero aunque
no tenía intenciones de escaparse (su mente estaba en librarse de lo que podía
suceder en ese cuarto) los guardaespaldas la tomaron y la metieron en su
habitación que estaba al frente de la de Peter.
Se sentó en la cama para
calmarse, para regularizar su respiración, para ver si así calmaba sus ideas.
¡Qué rayos le sucedía! ¿Por qué había hecho eso? Ella ya tenía un hombre a
quién amar y Peter no era ese hombre, entonces ¿por qué sentía esas cosas por
él? Dios santo, ¡Agustín! ¿Qué pensaría Agustín si se entera de lo que ella
acaba de hacer? Tenía que salir de esa casa, Peter estaba confundiendo
demasiado una vida que ella tenía muy clara.
Otro que no entendía por qué
diablos se había dejado llevar era Peter. Lali se fue de la nada, sabrá Dios
por qué y si no hubiese sido porque su pierna le dolió un poco se lo habría
evitado. “Tal vez fue lo mejor” intentaba asumir mientras su boca no dejaba
sentir los labios de Lali, su cabeza no dejaba de pensar en ella, y su corazón
no dejaba de latir por ella.
Solo Dios sabe que hubiese
pasado si ella se hubiese dejado llevar, él no se habría detenido, de eso
estaba seguro, pero es que tenerla tan cerca era demasiado tentador como para
no caer en el deseo de besarla, tocarla, amarla…
¿Amor? Reflexiono él frunciendo
el ceño, Peter no conocía el amor y una niña inmadura, mentirosa como Lali no
iba a hacerle saber que era. Lo que sentía era calentura, pasión, un orgullo
herido. ¡Sí! era eso, a lo mejor si lo conseguía se le pasaba tanta idea loca
que venía a su mente. “Pero no puedo obligarla” pensó aunque tampoco se veía
muy renuente hace rato. Lali Espósito lo estaba volviendo loco y lo peor era
que le gustaba.
A la mañana siguiente Peter se
sentía mejor de su pierna, no había dormido muy bien la noche anterior pero si
lo suficiente como para poder afrontar un nuevo día con energía suficiente.
Ordenó que subieran el desayuno de Lali y se dispuso a duplicar la seguridad de
la habitación donde ella se encontraba. Para cuando llegó el mediodía ya se
sintió preparado para verla sin caer en las seducciones extrañas que su
secuestrada aplicaba.
Lali no supo en qué momento se
quedó dormida, decepcionada de su frustrado escape y de su conducta se despertó
a la mañana siguiente por el anuncio de su desayuno, aunque moría de hambre, la
culpa no le dejaba pasar bocado alguno así que apenas lo probó. Pasó horas y
horas meditando sobre cuál sería su destino a partir de este momento, cuando
Peter entró a su habitación después de tocar la puerta y ella no emitir
respuesta.
-por un momento pensé que te habías escapado nuevamente- dijo él con un
alivio que no pudo disimular. Lali ni se molestó en mirarlo, el descaro era
demasiado hiriente como para hacerlo. -¿dormiste
bien?- ella sólo asintió – tal vez
deberías bañarte y cambiarte esa ropa, en el closet debe haber algo que te
quedé, pedí que lo ocuparan con cosas para ti- ella limpió una lágrima que
cayó por su mejilla sin su permiso. -
¿te pasa algo?-
-tu sabes lo que me pasa- respondió intentando mantener su orgullo. En ese
momento el ambiente se tensó entre ellos con una batalla silenciosa que se
debatía entre el resentimiento y la expectativa.
-estoy tratando de sobrellevar la situación
lo mejor posible, tal vez deberías poner de tu parte para que esto funcione- se
sentó en la cama a un a distancia prudencial de ella.
-¿para que funcione qué? ¡No entiendo! Porque no me dices que es lo
que quieres y así me dejas ir-
-¡¡jamás!!- refutó sin dudarlo ni un momento.
- no quiero seguir retenida aquí-
-pues deberías irte acostumbrando.-
-¡¡por Dios Peter!! ¡¡Reacciona!! ¡Esto no está bien!-
-¡no tienes moral para decirme que es lo que está bien Mariana!-
-¡¡¡déjame ir!!! ¡¡Por amor a Dios!!- siguió suplicando,
tenía que ablandar su corazón si es que lo tenía.
-¡¿para que!? ¡¿Para estar con tu amante!?— le sacó en cara
aquello que le había herido.
-¡¿Cual amante?! ¡¡Yo no tengo ningún amante!!-
-no puedo creer lo descarada que puedes llegar a ser-
-¡Yo lo único que quiero es irme de aquí!- Expresó sin
contener el llanto – estar en casa, con
mi papá-
-¡ja!- se burló- ¡Otro mentiroso igual que tu!-
-¡¡¡Nunca te he mentido!!!! ¡¡¡Tienes que creerme!!!- quería
convencerlo, que viera la verdad en sus ojos pero él parecía inmune a cualquier
cosa.
-eso no lo discutiré- se levantó para irse- báñate y más te vales que comas más. No quiero que enfermes por un acto
de rebeldía- abrió la puerta y se paró en toda la entrada – ¡ah! Y ésta noche vamos a una fiesta, si
sabes lo que te conviene, arréglate a tiempo- dijo con voz amenazante y
cerró la puerta de golpe, Lali se quedó
adentro llorando, que más podía hacer si no era anhelar con lágrimas su
libertad.
En la tarde Peter
llamó a Nico para confirmar la hora de su reunión, las 9 de la noche en un
prestigioso hotel de la capital. Se mostró muy entusiasmado cuando él le dijo
que iría y más aún cuando confesó que estaría acompañado de Lali, pero sabía
perfectamente que no era del modo que quería. El tiempo vespertino lo
administró arreglando sus asuntos de la constructora, enviando informes a sus
empleados y siguiendo por internet como iban avanzando sus obras en su
ausencia.
Se reportaron
varios problemas pero dejó a personal competente encargado de ellos. Esa había
sido la herencia que le dejaron sus padres, “la casona” junto con la hacienda
donde se encontraba, y una prestigiosa constructora que había levantado a medio
país y que además tenía acciones entre las obras más importantes, este fue el modo
en que ellos quisieron lavar sus culpas.
A la 7 de la noche
mandó a llamar a Lali para que bajara, dándole un voto de confianza y rogando
que no jugara con su paciencia. Se escucharon sus pasos a medida que descendía
por las escaleras y él se puso al final de esta para esperarla, cuando la vio
asomarse se sintió aliviando de que al menos se tomó la molestia de cambiarse
la ropa.
CONTINUARÁ
Buen recordatorio este cap.Siento no seguir esperando mas,pero es k ya no estoy,muy elocuente,y se me cierran los parpados,tanto k no estoy centrada en la lectura.Pero,siempre hay un pero,aun me queda un poco de lucidez,para pedirte mas capitulos,no me voy a conformar con uno solo.FIN
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