CAPÍTULO 29: Apostando Al Amor

DEDICADO A LAS NUEVAS LECTORAS...

ALGUNAS FIRMITAS Y HAY MAS! =)

APOSTANDO AL AMOR

Capítulo XXIX: Deseo.

El miedo invadió su ser, miraba a todos lados y no lograba encontrarla ni verla, ni a ella ni a su guardaespaldas. Alguien pagaría por esto, y no sería tan benevolente esta vez. Tomó el celular para llamarlos, marcó el número y comenzó a caminar por desesperación cuando escuchó su nombre.

-¡¡¡Peter!!! ¡No me dejes!- Lali corría hacia él y simplemente su mundo se paralizó –¡yo no conozco la ciudad! ¿Cómo te vas a ir?- Peter la abrazó fuerte casi espontáneamente y ella seguía hablando -como se te ocurre dejarme acá sola y con esos señores que no conozco y que me miran todo el tiempo yo…-

Y sus palabras fueron interrumpidas cuando la besó, intensa y apasionadamente, como si fuese la primera vez que la besara, como si no lo fuera a hacer nunca más. A Lali le sorprendió, pero mas impactada con la poca voluntad que tenía, porque inmediatamente se dejó llevar, su boca era suave y a la vez tan demandante, sin embargo sentía que todo el mundo los miraba.

-Pe….-beso-Peter….-beso-Detente Peter…-beso- nos miran- él se separó un poco.

-¿y eso qué?-

-no es correcto hacer esto en medio de un centro comercial, que va a pensar la gente-

-no me importa- quiso besarla otra vez pero Lali mantuvo la distancia con las manos.

-¿y los niños?-

-¿Cuáles niños?-

-los que pasen por aquí, es un mal ejemplo Peter-

-¿es eso o es que no me quieres besar?-

“¿quien no te va a querer besar?” pensó Lali pero después borró esa idea, esto se estaba saliendo de control.

-yo…. Mira lo que me regalaron- cambió de tema abruptamente mostrándole la flor que tenía en las manos.

-¿quién?-

-el Señor de la tienda donde estaba, vendí dos ramos de flores en cinco minutos a unas parejas que entraron y él me agradeció regalándome esto- miró hacia atrás de ella y efectivamente había una floristería, “¿Cómo no se le ocurrió antes? Ella ama las flores” pensó – bueno en realidad me ofreció trabajo pero le dije que no podía y bueno…-

Ella siguió contándole su experiencia, hablaba mucho, y a Peter le encantaba que fuera así, aunque prefería callarla de un beso, le escuchaba su forma positiva de ver todo. Admiraba todo lo que para él parecía invisible a sus ojos. Y lo que quedó de cita fue sencillamente: distinto, extrañamente distinto.

Se puso un poco celoso, aunque jamás lo admitiría, cuando por accidente iba aplastar su flor y ella lo empujó para que no lo hiciera “te puedo comprar mil iguales a esa” le dijo un poco enojado, a lo que ella respondió “el dinero no compra el verdadero valor de las cosas” tenía razón y eso le molestaba aún más.

Todo se resolvió cuando ella se emocionó de la nada al ver un acuario y lo tomó de la mano para acercarse allí, sin titubeos, sin enojos, simplemente se la tomó como una pareja cualquiera y lo encaminó hasta llegar a una pequeña cola donde se detuvieron. Lali le contaba que siempre había querido ver lo que hay debajo del mar, mientras intentaba ver mas allá de lo que se mostraba en la cortina que los separaba del lado interno del acuario y Peter la abrazó por la espalda en un acto que le pareció natural y a ella también.

“¿si yo te hubiese regalado esa rosa la cuidarías tan celosamente?” se animó a preguntarle cuando ella le advirtió que tuviese cuidado con su flor “cada rosa que me regalaste el día que nos conocimos está oculta en un libro distinto de mi cuarto para poder conservarlas” respondió y él quedó más que satisfecho con esa respuesta.

Entraron y ella estaba maravillada como con todo lo que había visto en ese día, tomados de la mano veían las especies que tenían para mostrar, él le explicó lo poco que sabía de ellas y ella le contó que su padre nunca la dejaba salir y por eso siempre sintió curiosidad por lo que hay debajo del mar.

Ella parecía tan inocente, tan sincera, tan Lali; que no se asemejaba a la persona que lo traicionó tontamente. Esos pensamientos se borraron cuando ella al salir corrió a una venta de algodón de azúcar y por primera vez le pidió algo en la noche, y después se sentaron en unos bancos en una plaza cercana a observar una fuente gigante que había en el centro.

-está muy bueno, ¿eh? Deberías comer- le ofreció y él se negó.

-no me gusta el dulce-

-¿qué? Si es lo más maravilloso que hay en a faz de la tierra-

-ya me doy cuenta que te gusta- ironizó y pasó una mano por su cintura. Lali estaba sentada mirando la fuente, y él a horcajadas en el banco mirándola a ella.

-sabes, yo me la he pasado hablando y tú no me cuentas nada de ti-

-no hay mucho que saber-

-siempre hay algo que saber, por ejemplo no se tu edad-

-veinticuatro-

- mmm… ¿a qué te dedicas?-

-tengo una constructora-

-¡¿en serio?! ¿Con máquinas gigantes como monstruos que remueven tierra y construyen rascacielos?-preguntó con un brillo inocente en sus ojos.

-tanto así no, pero si hay máquinas, bastante tierra y la obra depende del contrato-

-¿puedo ir?-

-¿A dónde?- frunció el ceño.

-¡a ver eso! Debe ser genial-

-¿en serio?- por lo general sus chicas jamás habían querido ver sus obras porque había demasiado fango y se podrían arruinar sus tacones.

-¡claro! Prometo no molestar, es más si quiere veo de lejos para que veas que no haré nada-

-algún día- dijo para salir del paso, tal vez lo que quería era inspeccionar todo el terreno que podría ganar con el divorcio. –nos vamos-

-si pero antes…-sacó una moneda de su bolsillo, sabrá Dios donde la consiguió y la tiró a la fuente pidiendo un deseo – listo-

-¿qué pediste?-

-eso no se dice para que se cumpla.-

-¿ah, si?- ella asintió- bueno yo tengo un deseo: besarte- susurró en su oído y ella se detuvo sorprendida.

-¡Peter! ¡eso no lo tienes que decir!-

-tienes razón, es mejor hacerlo-

 Y la besó pausadamente, Mariana tenía algo que lo hacía parecer un tonto todo el día pensando en las distintas ocasiones para besarla. Se suponía que era su esposa y no lo tenía que pensar, “solo sexo” se imagino, pero se daba cuenta que para estar “secuestrada” correspondía por completo a su tacto.

CONTINUARA