Capítulo XXXIII: “Su mujer”
Peter jamás había pensado en
eso, se le ocurrió en el momento, lo que sentía no lo iba a indagar por miedo a
darse cuenta de que una chica por la que sentía algo especial lo engañó y
después lo abandonó, le sucedió algo parecido una vez y juró que jamás iba a
volver a creer en el amor y que no le sucedería nunca más, y Lali no iba a ser
la excepción.
Cuando vio el beso entre Agustín y ella, se sintió traicionado, pero
más que nada envidia. Lo envidiaba a él por tener el amor de Lali, por tener a
alguien que corriera riesgos así por él, y mientras más lo defendía, mas
alimentaba su frustración.
Hasta este momento pensaba y seguiría pensando que Lali era una más
del montón, y debía seguir siendo así si no quería verse envuelto en otra
maraña de complicaciones que lo llevaran a la traición que vivió ya una vez.
Cuando la secuestró lo único que quería era que Agustín no se quedara con ella,
porque no soportaba la idea de que ellos vivieran el amor que pensó que le
pertenecía a él.
Pero una cosa llevaba a la otra, ella negaba su matrimonio, era
rebelde, se intentaba escapar pero a la vez era dócil, sumisa, apasionada… tal vez si tuviese su cuerpo una vez, se le
quitara esa sensación de necesidad por estar a su lado y la pudiese dejar ir
con una firma de renuncia a su parte del matrimonio, sin problemas.
Suponía que no debía ser virgen, si tanto amaba a Agustín tal vez ya
se había entregado a él, y eso le molestaba. Pero al menos no la regresaría sin
que antes haya pasado por sus manos. Hasta ahora todos sus encuentros hubiesen
podido terminar en eso, pero él no sentía esa necesidad como ahora de poseerla.
¿Qué había cambiado?. Que sintió en carne viva que de verdad la podía perder,
que no le pertenecía a pesar de sus esfuerzos, que era su esposa, pero no era
su mujer…
-tu… quieres… me estas….- Lali no hallaba como terminar su frase,
estaba conmocionada ante esta propuesta.
-Ya escuchaste Lali, tu cuerpo a cambio de tu libertad- aclaró sin
separarse ni un milímetro de ella, quería saber hasta donde era capaz de
llegar.
-¿una noche… juntos?-
-de noche, de día, ahora mismo… para el sexo no hay hora-
-¿sexo?- titubeaba, no se imaginaba que para tener su libertad, tenía
que sacrificar su virginidad.
-si, sexo… no me vas a decir que vamos a “hacer el amor” cuando yo no
creo en el amor, y tu estas pensando en otro tipo…- era cínico.
-y… a ti…. Tu… ¿no te importa?- para ella “eso” sin amor no se debía
permitir.
-¿a ti te importa?- preguntó con los ojos entornados.
“¿pero que clase de mujer pensaba él que era ella?” pensó Lali.
Primero la secuestra, la encierra, la persigue, la maltrata verbalmente y
ahora, después de que le pega, le dice que su libertad depende de “eso”.
No pudo evitar imaginarse que clase de momento tan traumático iba a
ser, con un montón de esposas y látigos, música satánica de fondo. Él con un
cuchillo en la mano diciéndole que el dolor es placer, obligándola a posiciones
antihumanas con penetraciones de objetos bizarros.
“¿… y que clase de mujer era ella?” pensó inmediatamente después,
cuando la imagen de Peter con sus labios en su cuerpo le pareció realmente
tentadora, y más que un castigo sería un placer. Recordó esos días en que si no
hubiesen habido interrupciones se habría entregado sin reservas, que mal que
estuvo en ese momento.
Le dolía la cabeza, y más allá de la situación por la que acababa de
pasar era por esta lucha constante, entre el Peter que ella veía detrás de esos
ojos verdes disfrazados de poder, y el Peter que demostraba su dominio a golpes
y tiros.
-acepto- dijo más segura de lo que se sentía.
-¿qué?- preguntó incrédulo.
-a… acepto estar contigo… a cambio de mi libertad-
“demonios” pensó Peter, si antes creía que era una interesada ahora lo
confirmaba. Por supuesto que si aceptó era porque le convenía que la dejara
libre, le convenía el divorcio porque ahora sería millonaria y viviría su
“amor” con Agustín en paz. De nuevo se sintió invadido por una oleada de enojo
con frustración y la tomó del cuello con cierta brusquedad para besarla.
Quería drenar esa ira acumulada, quería encontrar algo que no sabía
muy bien lo que era, quería sentirla suya, demostrarle que quién estaba al
frente de ella era él y no Agustín; quería sentirse el único hombre en su vida.
No tardó en introducir su lengua, y saboreaba el sin sabor del falso amor.
Pensó erróneamente que un beso sería suficiente como para burlarse de
ella, pero apenas hizo contacto con sus labios no pudo despegarse de ellos, y
solo los quería besar, y besar, y besar... sus manos bajaron hasta su cintura y
se apegaba más a ella mientras lentamente la recostaba en la cama.
No era nada cuidadoso, y a Lali tal vez no le habría importado si su
cuerpo no hubiese estado tan lastimado. Al principio le siguió el beso, era
inevitable y eso lo admitía. Pero después se tornó muy tosco, y ella solo
intentaba no sentirse adolorida. Cuando comenzó a recostarla en la cama supuso
que no habría vuelta atrás, pero al bajar Peter a su cuello, y sentir todo el
peso de su cuerpo sobre sí el dolor se hizo notar.
Lágrimas incontrolables salían de sus ojos, gemidos dolorosos salían
de su boca, intentaba apaciguarlos, para no enojarlo pero la superaba. Sus
manos estaban sobre sus hombros y cuando las de él subieron por su figura
lastimando sus heridas, no pudo evitar sollozar un gemido fuerte empujándolo en
su defensa.
Él la miró desconcertado, deteniendo toda su faena en seco. Esta lucha
interna lo iba a volver loco, si seguía “no controlándose” la próxima vez que
pasara algo que lo enojara iba terminar
o en la cárcel o en un psiquiátrico.
-Así no puedo hacerlo- lo dijo por sí mismo, levantándose y mirándola
de pie; pero Lali entendió que era por su disposición.
-me estas obligando- se justificó tomando una sábana y cubriéndose con
ésta.
-yo no te obligo, te pongo mis condiciones-
-condiciones injustas-
-¡Y QUIÉN ERES TÚ PARA HABLAR DE JUSTICIA! ¡ESTAFADORA ADULTERA!
¡TANTO QUE HABLAS DE DIOS Y DE LOS PECADOS Y MÍRATE EN UN ESPEJO, MIRA TUS
ACCIONES!- dijo iracundo y salió del cuarto dando un portazo.
Para Lali, Peter tenía razón, al menos en algunas cosas. Ella no era
mejor que él, amaba a Agustín y le estaba siendo infiel a sus sentimientos, y
lo peor de todo era que no lo podía evitar. Era estúpido pensar que debajo de
ese insensible hubiese un hombre al que se pudiera amar, del que ella sentía un
cosquilleo especial cuando la veía, que la dejaba temblando cuando la besaba,
que la hacía desear cuando la tocaba… todo esto tenía que ser pecaminoso, obra
del demonio porque no estaba bien sentir así.
Quería odiarlo, quería ser tan cruel como era él con ella, pero solo
podía odiarse a sí misma por la cantidad de cosas que él le causaba y que como
consecuencia de ellas se alejaba un poco
más de su adorado Agustín. Ahora rogaba por que Dios la sacara de todo este
embrollo, solo así podía aclarar sus ideas y aún más importante, sus
sentimientos.
CONTINUARÁ
hay diosss jajajaj quiero otro mas jaja! me encanto el cap como siempre! soy @aamoalaliypeter!!! meee encanto el cappp!!!! cada dia entiendo menos jaja
ResponderEliminarhay mas sierto? Los qiero ahoraa!
ResponderEliminarEste capitulo esta buenisimo, ese peter es un loco como no se va a dar cuenta de que le estaba lastimada despues de todos lo golpes que tenia pero nada quiero mas novela. Firma @chiki_87
ResponderEliminarsubi mas!!!
ResponderEliminarDonde esta me tida me esta matando la espera. Firma chiki_87
ResponderEliminarvale subir hoy e?!!!
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