CAPÍTULO 84: Apostando Al Amor

Gracias por las firmas... 

APOSTANDO AL AMOR

MENCIÓN ESPECIAL A LA EDITORA DE LA IMAGEN

Kammy

DEDICADO A LA PRIMERA EN FIRMAR:

Lina Montoya

CAPÍTULO LXXXIV

A Lali se le hacía difícil caminar, mantener el equilibrio entre tumbas, ver por dónde iba a pasar sin tropezar por el piso irregular, y sostener las flores. Estuvo a punto de caer cuando un brazo fuerte, la agarro aferrándola a una pared carnosa que ella conocía perfectamente.

-qué bueno que se de tu costumbre de caerte con flores en las manos o si no…- bromeó Peter a la vez que la soltaba para que se mantuviera de pie – solo una cosa: si para la próxima no estoy, suelta las flores para que mantengas el equilibrio, así no te harás daño- ella lo miraba sorprendida, no daba crédito que él estuviese allí, con el otro montón de flores en una mano, y sus lentes de sol que lo hacían ver tan apuesto.- discúlpame, otra vez…- fue lo que pudo decir ya que ella no hablaba.

Lali lo abrazó torpemente, con ese montón de flores de por medio, y él no pudo hacer más que amarla un poco más si es que era posible.

-Vamos, te tengo que presentar a mi madre.- dijo de repente y lo tomó de un brazo. Corrió halándolo hasta la tumba de su mamá donde se detuvo de golpe. -mamá, te presento a mi príncipe- Habló con una sonrisa y los ojos cristalizados, el corazón de Peter se infló tanto que sentía que le iba a explotar el pecho. –está un poco loquito, y resulta que es sumamente impulsivo, pero así lo amo- él dejó las flores a un lado y la abrazó por detrás dejando besos en su cabeza – estamos casados… es un poco difícil de explicar, pero no te enojes porque no nos casamos por la iglesia…- se giró un poco y lo miró a los ojos a través de los lentes – él me hizo entender que el amor no depende de una firma de un papel, sino de que a pesar de las barreras, los enamorados se miran a los ojos y se pierden en la mirada del otro, de que el corazón se te va a salir del pecho de lo rápido que late, de sentir… esto que no se puede explicar con otra palabra que no sea amor… y de que no se consigue con la firma de un papel….-

Peter la besó tan dulcemente y no la dejó seguir hablando, no se podía haber enamorado de una mujer mejor que esta. Que transformaba su mundo de un segundo a otro con solo verla, que le obligaba a hacer su voluntad quisiera o no quisiera, que lo amaba con una intensidad incomprensible, inalcanzable, cósmica.

La brisa soplaba de una forma especial, como si los abrazaba dándole a la vez su bendición, era especial, era la madre de Lali. Ella dejó caer las flores para pasar sus brazos por el cuello a la vez que él bajó sus manos hasta el trasero de su esposa, como un acto natural, meramente amoroso aunque pareciera sexual. Pero aún así Lali se incomodó un poco y detuvo el beso lentamente.

-no me digas que quieres hacerlo en un cementerio- habló chistosa mirándose a través de sus lentes de sol.

-eso sería muy bizarro hasta para mi…- ella rió y le dio un beso corto- aunque si tu quieres…-

-¡Peter!- exclamó y le pegó en el brazo suavemente- esta mi madre- susurró y él no pudo evitar soltar una carcajada.

-si tu mamá es como dicen por ahí “tu ángel de la guarda”, no creo que le sorprenda mucho lo que hagamos- la miró profundamente transmitiéndole los recuerdos evocados por su parte, de todos sus encuentros juntos.

-¡PETER!- lo regañó y de nuevo le golpeó –ESO no se dice-

-¿sabes qué? En tal caso no nos daría tiempo así que mejor esperemos llegar a casa…- le dio un beso corto  y alejó sus manos de ella para utilizarlas para recoger las flores- creo que mi suegra se enojará porque sus flores terminaron en el suelo.-

Lali lo ayudó y comenzó a contarle todas las veces que iba al cementerio para mantener aseada la tumba de su madre, y duraba horas hablándole de su príncipe azul que venía a mostrarle un mundo nuevo, mejor, hecho para ellos dos. Le indicaba donde iba cada flor, bien arreglada. Y él le robaba uno que otro beso cuando ella le explicaba lo que sabía de cada tipo de flor.

Al terminar se dio cuenta que sobraron poco más de la mitad de las flores, así que las amontonó todas y las colocó bajo su brazo, tomando con su mano libre la mano de ella. Cuando se acercaron a la salida pasó lo que temía.

-¿A dónde vas?- preguntó Lali deteniéndose.

-nos vamos- dijo con obviedad.

-¿y esas flores?- señaló las que él tenía en su mano.

-no sé, las podemos sembrar en el jardín de la hacienda.-

-de ninguna manera, ¡si las compré para tus padres!-

-¿cómo?- preguntó impávido.

-¡claro! Ya conociste a mi mama, tengo derecho a conocer los tuyos-

-Lali no me parece una buena idea-

-¡Vamos Pitt!- lo abrazó- tenemos tiempo, tenemos flores, estamos aquí, vamos…- estaba dudando, maldita lógica de Lali y maldita la cercanía de su cuerpo. – Por favor…- pasó sus brazos alrededor de su cuello y lo acercó- solo dejamos las flores, arreglamos un poco, y nos vamos cuando tu digas- dejó un beso corto y seductor en sus labios- ¿si?-

-eres cruel- murmuró a punto de ceder.

-Aprendí del maestro- dejó otro beso.

-quince minutos, no- se corrigió- diez minutos que cuentan desde ya-

Accedió y ella hizo lo mismo que la vez anterior, lo tomó del brazo y salió corriendo, solo que esta vez no sabía a dónde, así que se detuvo y lo empujó para que la guiara. Cuando llegaron, él se sentó en una tumba que había a un lado mientras ella hablaba sin parar presentándose con sus padres, era muy extraño, muy dulce. Les decía lo mucho que lo amaba, les daba las gracias por traerlo al mundo, y uno que otro susurro que no logró escuchar.

Lali acomodaba las flores y Peter solo observaba, limpiando una que otra lágrima que caía sin su consentimiento. Estaba rígido, pero sin embargo al escuchar el montón de cosas buenas que ella resaltaba de él y le agradecía a sus padres “gracias por darle la vida” “¡Que bueno que se arrepintieron!” “es un hombre maravilloso” “lo amo”, le hacía difícil recordar porque no los perdonaba. Ella acomodó todo muy rápido, como toda una experta, y osadamente se sentó en sus piernas y le dio un beso en una de las lágrimas que no le dio tiempo limpiar.

-soy un tonto- murmuró mientras se quitaba los lentes para estrujar sus ojos.

-eres un ser humano… muy bueno, aunque intentes disimularlo.- dejó otro beso en sus mejillas y él la abrazó por la cintura.

-no es fácil para mí perdonarlos… no me obligues a hacerlo-

-de ninguna manera… sólo quería “conocerlos” y que les trajeras flores, ¿y adivina qué?- la miró esperando su respuesta – nos caemos muy bien y le encantaron las flores- él sonrió queriendo evitarlo -nos podemos ir…-

- Te amo- la retuvo cuando ella se quiso ir- te amo y de verdad no puedo evitarlo, no quiero porque es simplemente maravilloso- salió otra lágrima que ella limpió.

-es cuestión de tiempo para que los perdones…, sólo no cierres tu corazón para que eso ocurra- dejó un beso en sus labios.- deja que fluya, no será ahora, ni mañana, pero tampoco retrases el día-

-contigo todo es más fácil.-

-en ese caso, nunca me alejaré de ti.-

-y si lo intentas te secuestraré de nuevo-

Ella sonrió y él la besó lentamente, de nuevo siendo abrazados por una brisa mágica, le fue fácil identificar y creer que la primera era la madre de Lali aceptándolo, no quería ni pensar que estos eran sus padres. Solo quería pensar y depender de ella, de la mujer que ama, cosa que no le costaba demasiado, cosa que bombardeaba un miedo incontrolable en su interior.

Estuvieron un rato conversando del clima tan calmado y reflexivo que siempre había en los cementerios, y al ver que se acercaba la hora de la misa. Durante el camino Peter de nuevo entró en un silencio incomodo y Lali sabía, o al menos sospechaba, que el causante era Agustín.

Ella de algún modo quería reconfortarlo, darle seguridad, acercarse para que se no sintiera duda alguna con respecto a sus sentimientos, pero él seguía serio, distante, colocando con cada minuto un ladrillo mas en el muro que construía entre ambos.

Durante la misa le quiso tomar la mano pero él se la quitó, se acercó un poco a él pero Peter se alejó. Agustín no le quitaba la vista de encima a ella, Peter no se la quitaba a ninguno de los dos, ni a Agustín, ni a Lali. Ella intentaba prestar atención a las palabras del padre.

Cuando le quiso dar la paz, parecía una declaración de guerra. Cuando fue a tomar la ostia, sentía a sus espaldas la mirada de Peter clavada como un puñal. De nuevo las cosas habían cambiado, y definitivamente su paciencia se estaba agotando. Era estúpido que se enojara por lo que no hace.

Al irse ella de despidió del sacerdote dándole las gracias por la misa de su madre, ni siquiera noto la presencia de Agustín a unos metros, sólo quería descansar de un día tan agotador. Le tomó la mano que le ofreció él, la cual apenas salieron de la vista de la gente soltó con brusquedad.

-No te enojes por algo que no hice- dijo lo más calmadamente posible, aunque estuviese a punto de explotar.

-No me dijiste que era tu cumpleaños- respondió en tono de reproche montándose en el auto para partir a la hacienda, donde pasarían la noche.

-No me pareció importante- dijo con displicencia.

-¿De qué murió tu mamá?- preguntó sin suavizar el tono de voz.

-Fue un parto de alto riesgo, prácticamente la obligaron a parir porque no había medico en el pueblo y la partera estaba atendiendo un aborto en el pueblo vecino, se complico, se infectó y murió unas horas después de que nací- aún le dolía, pero no se lo demostró a Peter. Estaba enojada, porque él estaba enojado.

-¿nunca has celebrado tú cumpleaños?-

-en teoría si… pero siempre… la he extrañado… igual aprecio lo que hace el padrecito por mí-

-¿y con Agustín, has celebrado tú cumpleaños?-



CONTINUARÁ



Ahora si me estoy poniendo las pilas para publicar cada vez que hayan 50 firmas, pero recuerden que estudio: 2:30am en mi país, y yo publicando para compensar mi ausencia y recuperar la confianza de mis lectoras firmantes =)


SE LES QUIERE y YA VAN Más de 146 mil VISITAS en el blog!!!! wujuuuuuuu