Abre Tu Corazón: 118

Abre Tú Corazón
Capítulo 118: día de lluvia

-Creo que esto es obra de Agustín.

-¿tu crees?- ironizó Peter- yo estoy seguro de eso. – pateó una vez más la puerta pero no logró que esta cediera ni un poco más de lo que había hecho hace horas.

-¡ah bueh! Lo dices como si fuera horrible estar encerrado aquí conmigo Peter. – y así fue, después de haber cenado en la noche con Agustín, le contó todo lo que no le había contado hasta ahora, lo de su padre, su status con Peter, TODO. Y bueno, casualmente los dos habían sido engañados para ir a una de las cabañas más lejanas y solitarias del colegio, ambos por hacerle un “urgente favor a Agustín” y después de pasar la noche allí sin pegar un ojo, amanecía y aun no lograban salir.

-digamos que podría estar haciendo cosas más productivas.- miró su celular y no había modo de comunicarse, no tenía crédito, y al menos que lo llamaran estaban encerrados, ya que aún Lali seguía sin teléfono por culpa de él, aunque ella no lo sabía.

-¿cosas con Marisol? – no pudo evitar preguntar.

-puede ser- respondió vagamente. No la trataba mal, no parecía enojado por la escena del día anterior, pero aún así parecía distante… extrañamente distante. -¿Te sirvió la llave?

-Aun no lo sé, pero gracias- se la había dado a Agustín para que se la diera a ella, pero ni siquiera pudo pensar en probarla, ya que después vino la trampa de Agustín.

En ese momento, pensó que estar encerrada con él no era tan malo como parecía, a pesar de que él emanaba incomodidad, ¡claro! Estaba inocente de la decisión que él había tomado, y de sus sentimientos.

-¡Ya Peter! Mirar el teléfono cada 5 minutos no va a hacer que pagues la renta.

-Es que… nada.

-¿Qué pasa?

-Nada…- se levantó y comenzó a hurgar el lugar, la noche anterior la pasaron buscando por donde salir, sin éxito. Ahora moría de hambre.- ¿quieres comer algo?

-¡SI! Muero de hambre.- dijo como una niña y se sentó en la mesa a esperar que él le sirviera algo.

-no te hagas ilusiones de un plato exquisito, con mucha suerte encontraré cereal y agua.- Lali arrugó la nariz pero de verdad estaba hambrienta así que no importaba.

-¿no me vas a decir que te pasa?

-déjalo ir La…- buscaba en las alacenas.

-sabes que por encima de cualquier cosa, soy tu amiga y me puedes decir lo que sea- << cuanto se arrepentía ahora de esas palabras>>

Peter suspiró y posó las manos sobre el mini fregadero. Suspiró profundo, probablemente se arrepentiría de esto, pero ella tenía razón, era la persona en que más confiaba, por encima de todo y de todos.

-No se… estoy preocupado porque quedé con Marisol en cenar juntos anoche y no le pude decir que podía ir, antes me vine para acá a hacerle el favor a Agus y después… si solo ella fuera un poco paranoica como tu, ahorita no estaríamos aquí porque me habría llamado y le habría dicho que nos sacara-

-Claro- dijo con cierta incomodidad. -Igual no importa tanto-

-¡A mi si me importa! me puedo quedar sin novia por eso- lo dijo antes de pensar.

-¿Novia?- abrió los ojos de par en par.

-Sí. Anoche se lo iba a pedir.

-Pero me imagino que ya no.

-Si me perdona lo intentare.

-¿para estar con ella por despecho?- cuestionó levantándose de la silla y elevando el tono de su voz, que molestó a Peter.

-No Lali, yo voy a estar con ella porque quiero, yo no estoy dispuesto a esperarte, pienso que ya te di tiempo suficiente como para que te decidieras, y si lo escogiste a él, entonces yo también debo hacer mi camino– Se hizo un silencio repentino que transparentó la mirada de Peter y ella leyó más allá de lo que él mostraba.

-¿La quieres?- preguntó con miedo pero él no respondió - ¿¿¿LA QUIERES???- repitió apretando los puños y tensando cada parte de su cuerpo.

-Si.

Y allí comenzó su día de lluvia, se metió en el baño para que él no la viera llorar,  por más que tocó o insistió con la paciencia que le caracterizaba no salió hasta que se sintió preparada para confrontarlo sin lágrimas.

-¿La?- tocó la puerta del baño pero ella no respondía – ¿Lali estas bien?

-si- respondió en un sonido ahogado mientras se escuchaba el sonido del retrete, el cual ella bajaba intencionalmente para que no la escuchara.

-¿te sientes mal?- “¿Qué si me siento mal?, ja, tu no sabes lo que es el dolor”

-no

-bueno, estaré pendiente. Cualquier cosa avísame.- silencio absoluto- ¿me escuchaste?

-si

Escuchó como sonaba su celular, y como hablaba con alguien para que le recatara, salió del baño y se paró a ver como el día soleado de repente se veía nublado, escuchándose truenos que anunciaban una gran tormenta. Y también vio como Marisol se acercaba a la cabaña para recatar a su príncipe, y como Peter quitó la mano que puso encima de su hombro para consolarla, para recibir el abrazó que le ofreció Marisol tan pronto abrió la cabaña, para corresponder el beso que ella necesitaba.

Y se fue de allí sin decir una palabra más, para qué, ya todo estaba dicho. Y se largó a llover como nunca, y ella solo caminaba ausente de todo, empapándose de pies a cabeza, rogando que la lluvia se llevara sus penas. Y como un fantasma ambulante llegó a la casita del árbol, el único espacio que sentía propio desde que Peter lo hizo. Temblando de rabia, de dolor, de frío, de soledad, de miedo.

Nuevas lágrimas invadieron su rostro, y ella las quitaba para mirar la cajita que había colocado al frente, junto a las dos llaves, abrazó sus piernas y un ataque de llanto invadió las paredes y techo de madera por el que se colaba el torrencial aguacero, manteniéndola mojada. Recordándole sus errores, riéndose de sus patéticas decisiones.

Solo quería paz, ¿era mucho pedir?. Solo quería tener una vida normal. Solo quería… ya no sabía ni lo que quería, cansada de luchar, cansada de su vida, cansada del mundo. No podía más.

Vio como se movía las ramas de un lado, posiblemente porque llegaba y subía por el árbol, ya que ella había subido las escaleras por si Peter se le ocurría ir… ¡que ilusa!. Escuchó como cayó en la cabaña de un salto que dio y se quedó posiblemente de una mala pisada. No le importó. Sintió como la observaban y escondió más la cabeza entre sus piernas, no quería ver a nadie, ni que nadie la viera.

Irónicamente la persona rió, y ella quería llorar por eso.

Le escuchó en el techo de la casita, y de repente a pesar que la lluvia no había cedido ni un poco, ya las gotas no la mojaban. Comenzó a temblar. La persona cayó del techo, más establemente, y se metió en la casita, a pesar de no ver sentía su mirada en ella.

-quiero estar sola.

-¿y morir de frío?

-es mi problema.

-siempre te he dicho que ese tipo lo único que te trae son problemas.

-no quiero hablar de eso.

Él rio de nuevo, y esta vez quiso golpearle por eso.

-¿Cómo llegaste aquí?

-puedo explicarte como me he vuelto un perfecto acosador de menores, o puedo darte un abrazo. ¿que prefieres? 

....

Publicando muchos caps para terminar la nove en la semana posiblemente =)

MUCHAS FIRMAS: mas noveeeee!!!